Me parece interesante resumir un artículo de Emilio Huerta y Vicente Salas Fumás titulado “Salarios, productividad y beneficios”, publicado en El País, máxime en estos momentos en los que el modelo español de negociación colectiva está en revisión.
Hago un resumen del artículo:
Una de las cuestiones sometidas a debate en la actualidad es si conviene mantener la referencia a la inflación para los acuerdos sobre incrementos salariales o, si por el contrario, es preferible aceptar la propuesta europea de referenciar los incrementos salariales al crecimiento de la productividad.
La vinculación del crecimiento salarial a la inflación ofrece las siguientes ventajas: (i) se trata de una referencia medible, no manipulable y fácilmente verificable, (ii) asegura el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores, lo cual contribuye a sostener la demanda, la actividad y el empleo, (iii) la rigidez a la baja del salario real presiona a las empresas a mejorar su productividad y a ser innovadoras para mantenerse competitivas y, (iv) contribuye a una menor dispersión de salarios dentro de cada país y del conjunto de la eurozona.
No obstante lo anterior, la vinculación del crecimiento salarial a la inflación también tiene sus inconvenientes, como son: (i) se aplica con carácter general a todos los trabajadores, independientemente de la empresa o sector de actividad, por lo que ignora la heterogeneidad del tejido empresarial y genera ineficiencias, (ii) en una economía abierta la actividad y el empleo no dependen sólo de la demanda interna sino de la capacidad de las empresas para vender sus productos en los mercados interiores y exteriores en los que generalmente hay una gran competencia y, (iii) cada empresa toma el salario como dato y decide el empleo que maximiza su beneficio. En consecuencia, en estos momentos de crisis económica se ha optado por un bajo nivel de empleo como control de los costes, en lugar de apostar por la innovación generalizada y sostenida.
El objetivo actual de la economía española debe ser aumentar el empleo sin disminuir la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Es por ello por lo que hay que conseguir el crecimiento de la productividad total de los factores y la participación de los trabajadores en su reparto.
Por razones de aplicación práctica se propone compartir con los trabajadores el beneficio económico de la empresa en lugar del reparto del crecimiento de productividad total. Se trata de vincular una parte de la retribución salarial al beneficio económico.
Para poder referenciar los incrementos salariales a la mejora del resultado hay que tener en cuenta que: (i) la información que la empresa ofrezca sobre sus resultados económicos debe ser transparente y creible, (ii) el beneficio económico difiere del contable ya que el primero, a diferencia del segundo, utiliza para su cálculo costes de oportunidad para todos los recursos productivos, incluido el capital y, (iii) al depender una parte de la remuneración de los trabajadores del beneficio comparten el riesgo económico propio de la actividad empresarial, por lo que es necesario que tengan información sobre la situación de la empresa y que participen en la toma de decisiones más de lo que participaban cuando el salario recibido era fijo.
Hay que mencionar que como beneficios adicionales del nuevo sistema están: (i) la mayor preocupación social por la existencia de competencia en el mercado y (ii) la creación de sistemas de colaboración y gestión más participativos y flexibles en las empresas.
El artículo termina diciendo que, aunque las dificultades de aplicación son elevadas, merece la pena intentarlo.
Para ver artículo completo pinchar ARTÍCULO.
Nuria Unceta-Barrenechea. KOMUNIDAD DE EMPLEO.
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